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«Nocturna», el negro como referente personal

Rodrigo Martín, en la exposición. / luisma murias
Rodrigo Martín, en la exposición. / luisma murias

Rodrigo Martín presenta en la Galería DASTO una muestra de pintura de signo autobiográfico

 

Después del éxito alcanzado en la reciente Feria de Arte Contemporáneo de Londres «Affordable art fair», Rodrigo Martín (Langreo, 1986) recala con sus pinturas en la Galería Dasto de Oviedo, donde presenta «Nocturna», una serie de doce obras muy en la línea de las presentadas en Londres con la galería El arte de lo Imposible. 

La muestra, que se podrá ver hasta el próximo 22 de diciembre, responde a una línea que arranca del expresionismo abstracto en el que viene trabajando en los últimos tiempos con el color negro como aliado especial, una tonalidad que acaba siendo un referente de su trabajo pero también un modo de hacer que responde a una forma personal de expresar con el entorno y otras vivencias siempre presentes. 

En esta serie, en la que el color negro destaca sobre fondo rojo, es más evidente que nunca la conjunción de las formas más orgánicas junto con los fragmentos de carácter más geométrico. Hay en ella mucho de la pintura americana pero también reminiscencias del arte oriental, una forma de crear que «siempre me ha impresionado por la gestualidad de la caligrafía china», confiesa el pintor. 

Con «Nocturna», Rodrigo Martín cierra un ciclo cuyo último eslabón es el cuadro con el que participa en la colectiva de la Sala Octógono de Avilés. «Para el año que viene, mi idea es continuar el una línea similar de trabajo pero dando un pequeño giro e incorporando nuevas cosas», afirma, tras mostrarse satisfecho de como le han ido las cosas en este 2011 que se despide. 

Rodrigo Martín estudió Bellas Artes en Bilbao y continuó estudios en Barcelona y otras ciudades. En la actualidad reside en Madrid donde realiza la tesis doctoral que dedica a la pintura abstracta en la posguerra. Con anterioridad ha realizado exposiciones individuales en Barcelona, Langreo y Gijón, fue precisamente esta última la que le valió su presencia en la Feria de Arte contemporáneo de Londres. un evento en el que por primera vez participaba una galería asturiana. 

 

M.S.M para el diario La Nueva España  el  24 de Diciembre de 2011



Rodrigo Martín revela la entraña expresiva de sus ‘Noches negras’

Varios espectadores, en la galería El Arte de lo Imposible, ante dos obras de Rodrigo Martín. F. robles
Varios espectadores, en la galería El Arte de lo Imposible, ante dos obras de Rodrigo Martín. F. robles

El escritor en mala racha suele hablar de “una temporada en blanco”; pero quizá esa metáfora no sea tan eficaz para aludir a la sequía creativa de un pintor, en función de su relación personal con los colores. Al menos, no lo fue para el joven artista langreano Rodrigo Martín (1986), que pasó hace unos meses por un periodo “de oscuridad creativa, de noches sin imágenes en las que ni siquiera tenía sueños”. De las conversaciones que mantuvo con su compañera, también artista, en aquellas vigilias nace directamente Noches negras, la muestra que Martín expone estos días en su primera individual para la galería gijonesa El Arte de lo Imposible.

Noches negras mantiene varias de las constantes que Rodrigo Martín exhibió en Cerca, trova, la exposición que le sirvió para darse a conocer en Asturias después de varios años viviendo y trabajando fuera del Principado.

De una parte, persiste en ella la alusión a motivos autobiográficos y a referentes del entorno cotidiano del pintor, como suele quedar patente en los títulos de sus obras; fue ese anclaje con lo más cercano el que, según Martín, le sirvió para reubicarse en Asturias y emprender su más reciente trabajo.

De otra parte, como ya quedó claro en las exhibiciones de Cerca, trova en Avilés y Langreo Rodrigo Martín revalida en Noches negras su plena adscripción a una forma de entender la pintura que bebe sin complejos de los logros de la abstracción expresionista americana y del informalismo español en su vertiente igualmente más expresiva.

El vocabulario del joven pintor langreano es escueto. Se basa en una paleta muy reducida -negros, por supuesto, como dominantes en esta serie, junto al rojo y algunas variedades de ocres y cremas- y en toda la potencia que pueda extraer del gesto, en el que Martín confía plenamente como registro de su expresión personal: grandes masas de pintura en movimiento bordeadas de salpicaduras que testimonian el rasgo de azar y fuerza que más interesa a su autor.

Pero, a la vez, ese hay en esta pintura un elemento más calculado, casi constructivo, que trabaja con la composición, las superposiciones, el rascado y la sustracción. Ese componente se deja ver más en la serie de papeles que incluye en Noches negras, cuyo planteamiento es más relajado, íntimo y sosegado que el de los cuadros de gran formato que constituyen el centro de la exposición.

Noches negras será, por cierto, una de las series con las que El Arte de lo Imposible acudirá el próximo 20 de octubre a su primera cita con el mercado internacional: la participación en la Affordable Art Fair de Londres, que se desarrollará durante tres días en Battersea. El singular escenario londinense será el foro en el que la galería gijonesa haga valer los artistas que ha seleccionado el propio comité de la AAF: Benjamí Tous, Isabel Gil, Javier Bejarano, Mariana Bernardo, Nano Méndez, Pablo Iglesias, Rafael Fernández y Sr.X.

 

Juan Carlos Gea para el diario La Voz de Asturias el 02/10/2011

 


"In & Out". Una propuesta de Rodrigo Martín. Por Semíramis Glez.

Fotografía de Begoña Muñoz
Fotografía de Begoña Muñoz

Durante este mes de Julio el espacio abierto de la Sala LAi en Cimadevilla ha contado con un nuevo inquilino; se trata del artista Rodrigo Martín (La Felguera, 1986), con un tríptico concebido expresamente para esta ubicación, dándole al espacio un aire nuevo y diferente.

Él mismo reconocía que el concepto de la sala había sido determinante a la hora de realizar la obra, y lo cierto es que el resultado no podía ser más revelador: el tríptico se articula sobre un bastidor con tres módulos que se ajustan a la ventana de LAi, generando un volumen tridimensional que rompe con las dos dimensiones del color sobre el lienzo.

Rodrigo Martín, que trabaja incansablemente la pintura, origina aquí una noción diferente de la misma en una especie de instalación pictórica donde es tan determinante el soporte como la disposición.

Al espectador que se acerque no le queda más opción que mirar y observar, deternerse a contemplar y tratar de interpretar su significado conceptual.

Las grandes manchas de color ocupan la totalidad de la ventana; rojo y negro como colores predominantes, amarillo, blanco y gris, como intermedios. Colores cálidos como protagonistas frente a amplias manchas negras verticales y horizontales, límite y frontera.

Rodrigo Martín, como ya mostró en otras obras en su exposición en la Pinacoteca de Langreo Eduardo Úrculo, juega con el color para conseguir un resultado plano pero profundamente expresivo; así, en LAi reitera su pasión por los colores contrastados pero meditados, que dan como resultado tonalidades opuestas pero magistralmente combinadas.

Su obra tan personal, ha sabido encontrar el punto de encuentro con el espacio dispuesto en la sala de Cimadevilla, no mermando un ápice la capacidad expresiva de su pieza; al contrario, el resultado final refuerza el sentido comunicativo de los colores, que hablan de la propia experiencia vital del pintor.

 

Publicado por Semíramis Glez en http://semiramisenbabilonia.blogspot.com el 31/07/2011


 


Trabajar a tientas Por Jaime Luis Martín (15 de Diciembre, 2010)

Rodrigo Martín
Cerca, trova (Busca, encuentra)
Pinturas y dibujos
Del de 2 al 30 de Diciembre
Casa Municipal de Cultura de Avilés

 

Pintar en estos tiempos en los que se habla de la imposibilidad de la pintura supone adoptar un tono discursivo que asuma la crisis en la que se ha instalado la pintura y, en consecuencia, trae una nueva hoja de ruta con el fin de incorporarla, de nuevo, al relato histórico del que ha quedado excluida. En este sentido, Rodrigo Martín (Langreo, 1986), licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona y miembro del grupo de pintores DIP, con numerosas exposiciones colectivas e individuales en Asturias y Barcelona, no es ajeno ni a estas reflexiones ni al legado pictórico que resuena en muchas de sus obras, cercanas al expresionismo abstracto y contaminadas del ideario de Greenberg: «un tipo de pintura más liso que cualquier cosa que hubiera presenciado el arte occidental desde antes de Cimabue: tan liso, en realidad, que difícilmente podría encerrar imágenes reconocibles». Aunque, ciertamente, aparecen impurezas en este ideal y asoma lo visible entre el gesto y los trazos. En algunas de sus obras alude a diversas figuras -el propio artista emplea títulos como «Silla frente al muelle» o «Sombra de cubos»- pero el tono predominante es la abstracción que refleja el contenido emocional de la experiencia.

En su obra, en la que se puede rastrear influencias desde Luis Fega a la caligrafía china, se producen tensiones entre el orden y el azar, entre el control y el impulso del gesto, entre lo cerrado y lo abierto, entre lo geométrico y lo gestual. Buscando un equilibrio Rodrigo Martín se adentra en un territorio compositivo en el que diversas franjas negras, a modo de fronteras, tensan la estructura o delimitan los campos de color. Y si los trazos negros recorren el cuadro convirtiéndose en algo distintivo de estos trabajos, el color rojo domina la escena produciendo momentos de gran intensidad y sirviendo de contrapeso a esas masas de oscuridad. No se trata de pintar como podría hacerlo un esquiador deslizándose sobre la nieve sino de golpear el blanco a cada gesto produciendo una especie de poética convulsiva, convirtiendo el lienzo en un campo de batalla que palpita a cada pincelada.

Aunque no debería preocuparnos el significado de estas obras sino su sentido, estas pinturas pueden entenderse, también, como paisajes, pensados no de forma descriptivo sino evocadora, como espacios acotados. De hecho la serie fue concebida después de recorrer y documentar fotográficamente algunos lugares en Asturias.

Rodrigo Martín busca un camino para afrontar la práctica de la pintura en la actualidad y se encuentra con un pasado opulento y un futuro incierto. Tal vez por eso sea más necesario que nunca que el pintor revuelva en la oscuridad, trabaje a tientas.

 


Pinceles para mostrar mil y una formas de ver la ciudad

Rodrigo Martín frente a sus obras
Rodrigo Martín frente a sus obras

Por Paula G. Publicado en el diario La Nueva España el 31 de Julio de 2009.

 

Pinta para plasmar sus sentimientos, vivencias y recuerdos. Mezcla colores y deja libertad para que el espectador pueda pensar libremente sobre la obra que tiene enfrente. Rodrigo Martín trae desde Barcelona a la Casa de Cultura de Mieres algunas de las obras expuestas recientemente en la Ciudad Condal y, cómo no, alguna que otra primicia para su tierra. 

«Me dejo influenciar por la ciudad, por la gente...», comienza a explicar Rodrigo Martín su trabajo. «La obra actual se diferencia en el colorido que tiene ésta. Antes hacía retratos de personas mayores; me interesaba el paso del tiempo», relata. «Incorporo nuevos materiales como el carboncillo, que lo uno al óleo», apunta Martín. «Tal vez sea por dar la contraria al resto, pero me gusta estar en contacto con materiales más primitivos». 

«Los paseos, las veces que callejeo y me pierdo, los recuerdos, cuando contemplo fotos... es lo que me sirve de inspiración». Con una sonrisa en la cara, le echa la culpa a los aires del Mediterráneo. 

Reconoce que de autores consagrados como Cy Twombly o Joan Mitchell ha tomado «la espontaneidad y el gesto. Pienso que la pintura figurativa es una realidad falsa», añade Martín. Por eso, él prefiere decantarse por un arte menos concreto. «El dibujo sin completar es divertido porque puedes interpretarlo, te puedes quedar con lo que tú quieras. Todo es cuestión de verlo. Pero la gente se cierra y no lo quiere», apunta. «Yo, en mis trabajos, dejo que el color tome importancia y sea el protagonista; es más importante que lo que quieras enseñar en el cuadro», resuelve. 

Rodrigo Martín actualmente vive en Barcelona, donde ha finalizados sus estudios de Bellas Artes. Su formación en la Ciudad Condal se complementa con la recibida en Bilbao y en Langreo, donde comienza. Como destaca el artista, las visiones del arte en los distintos puntos geográficos distan bastante de las que se tienen en su tierra natal. «En Asturias la gente quiere ir a ver una exposición en la que puedan ver las cosas claras -un perro, un hórreo...- y no se complican mirando más allá», señala. 

«Barcelona: vacui», el nombre con el que ha sido bautizada esta exposición, está compuesta por 15 obras que se exhibirán en la Casa de Cultura de Mieres hasta el próximo 28 de agosto. Colores, formas y abstracción en paredes que abren las puertas de la imaginación. Pasen y vean.