La constante experimentación dentro del terreno del expresionismo abstracto con la utilización del color negro como piedra angular, hace que la obra sea desarrollada de muchos modos diferentes: desde su completa expansión en el soporte, desde una versión espontánea, desde una versión controlada, desde una técnica transferida hasta por último, intentar encerrarla en la forma. 

Los elementos geométricos aparecen más por necesidad que por el seguimiento de una tendencia. Lo que en un principio aparecía de manera esporádica y conversaba con los elementos expresionistas gestuales, se iba haciendo cada vez más y más importante, adquiría más peso en la obra hasta el punto necesario de encerrar al expresionismo, de encerrar al color negro. De algún modo, el hecho de tener que contener la fuerza en un espacio y conjugarla con las superposiciones geométricas, genera una tensión necesaria como nunca antes, una mezcla de quietud y movimiento en la composición al mismo tiempo. 

El trabajo y la incorporación de la geometría ha hecho que la obra vaya tomando tintes cada vez más minimalistas y pulidos, lo que lleva irremediablemente a plantear un nuevo modo de trabajo, evolucionando dichas formas y continuando con la experimentación del lenguaje de la pintura.